Estado nutricional óptimo: Más allá de simplemente evitar enfermedades, el estado nutricional óptimo busca proporcionar el mejor nivel de nutrientes para lograr la mejor función metabólica, orgánica y corporal posible. Los profesionales de la medicina funcional se centran firmemente en la optimización del estado nutricional tanto para reducir las enfermedades como para promover una salud óptima y una mayor longevidad.
Aquí es donde queremos centrarnos. Estado nutricional adecuado: Las guías dietéticas proporcionan ingestas de referencia en forma de Ingesta Diaria Recomendada (IDR) basadas en poblaciones sanas para evitar síntomas de deficiencia evidente y enfermedades. En los últimos años, estas guías han evolucionado para intentar prevenir también enfermedades crónicas, pero no se centran en la optimización individual ni consideran las necesidades variables más allá de categorías muy amplias (hombre/mujer, edad, embarazo, enfermedad, medicación). Se centran únicamente en la ingesta de nutrientes, en lugar del estado nutricional funcional del organismo, que puede verse afectado por numerosos factores.
Deficiencia/depleción marginal o Deficiencia Funcional: Estado nutricional por debajo de los niveles adecuados que, si bien puede no provocar síntomas ni enfermedades de deficiencia manifiesta, puede comprometer la función metabólica, orgánica y corporal. La medicina funcional se centra en identificar y corregir las deficiencias marginales de una manera que la atención médica convencional no suele hacer. Existen algunas excepciones para algunas pruebas nutricionales básicas, como los niveles de hierro (hierro sérico, ferritina y saturación de transferrina) o vitamina D (25-hidroxivitamina D), que es mucho más probable que se consideren en la atención convencional, aunque con diferentes consideraciones sobre lo que se considera «óptimo», especialmente para la vitamina D.
Deficiencia: Hoy en día, las enfermedades de deficiencia manifiesta, como el escorbuto (deficiencia de vitamina C) o el raquitismo (deficiencia de vitamina D), afortunadamente son poco frecuentes en los países desarrollados. A medida que las enfermedades carenciales han disminuido y el enfoque se ha centrado en la atención de las enfermedades crónicas, la atención ha comenzado a centrarse en las deficiencias marginales o funcionales y el estado óptimo, con un enfoque integrativo.
Toxicidad: Aún es muy posible consumir demasiado de algo bueno. Las pautas de ingesta dietética de referencia incluyen el Nivel Máximo de Ingesta Tolerable (UL) diseñado para prevenir la toxicidad por ingesta excesiva en la mayoría de las personas. Sin embargo, a veces es necesario ajustarlo aún más; por ejemplo, el hierro, incluso dentro de los niveles recomendados, puede ser demasiado alto para algunas personas, como las que padecen hemocromatosis. En ocasiones, puede ser necesario superar temporalmente el UL en ciertas circunstancias de reposición o cuando las pérdidas de nutrientes son excepcionalmente altas, bajo la supervisión de un profesional de la salud cualificado y con experiencia.
Una vez optimizado el escenario para la ingesta, digestión absorción y uso de nutrientes, aparece la siguiente pregunta: ¿Puedo mejorar mi salud y bienestar presente y futuro a través del uso de suplementación?
Lo que nos encanta de la medicina funcional es que podemos aprovechar al máximo los nutrientes de los alimentos. Y contamos con las herramientas para analizar su metabolismo, por así decirlo, e identificar los niveles óptimos de consumo para cada persona, suplementando solo cuando sea necesario. Es un modelo eficaz y satisfactorio tanto para el paciente como para el profesional.
Déjate acompañar por un profesional de la salud de tu confianza para estudiar qué suplementos necesitas y en que dosis.