Te preguntas si deberías tomar suplementos para tener un buen estado nutricional?
Qué suplemento deberías tomar, formulación química, calidad o dosis?
Antes de responder a las preguntas anteriores deberíamos preguntarnos, cómo podemos aprovechar al máximo los nutrientes que nos brinda la naturaleza a través de los alimentos y de su manipulación en la cocina.
Estos son los 10 Factores más importantes que Influyen en el Estado Nutricional:
1. Ingesta de Nutrientes: Aquí es donde la mayoría de nosotros solemos centrarnos cuando se trata del estado nutricional: ¿cuánto consumimos de un nutriente determinado? Esta es una pregunta importante, aunque no la única; por eso nuestros nutricionistas con formación en medicina funcional o PNI realizan regularmente Análisis de Ingesta de Nutrientes para estimar la ingesta actual. La ingesta de nutrientes se ve influenciada por la densidad nutricional de los alimentos que elegimos y la variedad de alimentos que cubren todos los nutrientes necesarios. La densidad de nutrientes también se ve afectada por la calidad del suelo en el que se cultivan los alimentos, cómo se han almacenado y transportado, y durante cuánto tiempo, así como por el procesamiento, incluida la cocción. Las combinaciones de nutrientes también pueden alterar la absorción de otros: la vitamina C aumenta la absorción de hierro y las grasas aumentan la absorción de fitonutrientes, por ejemplo.
2. Antinutrientes dietéticos: La absorción de minerales, como el hierro, el calcio, el yodo y el zinc, se ve influenciada por la presencia de factores inhibidores en la dieta. Quizás hayas oído hablar de algunos de estos llamados «antinutrientes»: bociógenos, fitatos y taninos. El remojo, la fermentación, la germinación y la cocción tienden a disminuir los efectos de estos compuestos, por lo que no son motivo de preocupación para la mayoría de las personas. Sin embargo, sus efectos pueden ser relevantes en algunas circunstancias.
3. Digestión y absorción: Los alimentos deben descomponerse lo suficiente para que los nutrientes que contienen puedan absorberse. Todas las etapas de la digestión influyen en este proceso: desde las enzimas de la saliva y la masticación, pasando por el ácido estomacal, la liberación de bilis y secreciones pancreáticas, las enzimas y transportadores del borde en cepillo en los intestinos e incluso cierta actividad en el colon. Nuestros sistemas digestivo y de absorción pueden verse afectados por diferentes afecciones, así como simplemente por la edad. Es fundamental asegurar una correcta digestión y absorción para el aprovechamiento de los nutrientes a través de la ingesta. Esta condición es especialmente importante en caso de celiaquía, intolerancias, alergias, histaminosis, SIBO, gastritis, Helicobacter Pylori, entre otros.
4. Exposición solar (segura): ¡No todas las vitaminas se encuentran en los alimentos! La vitamina D es un nutriente esencial similar a una hormona que solo se encuentra en pequeñas cantidades en ciertos alimentos y se obtiene principalmente mediante la exposición adecuada de la piel a los rayos ultravioleta B (UVB). Pasar demasiado tiempo en interiores (como muchos de nosotros), puede provocar una deficiencia o insuficiencia de esta vitamina.
5. Absorción celular: una vez que los nutrientes se absorben, entran en la circulación y, en su mayor parte, deben ser absorbidos por las células para ser utilizados. Muchas evaluaciones de nutrientes analizan los niveles plasmáticos o séricos, que pueden ser información útil en algunas circunstancias (especialmente cuando esos niveles son bajos), pero esto no le indica qué cantidad de ese nutriente está entrando en las células. El contenido de nutrientes de los glóbulos rojos (como el zinc, el magnesio o el selenio) es una forma de observar los niveles intracelulares. También podemos usar pruebas funcionales para inferir los niveles de nutrientes utilizados en esas vías; estas dan algunas de las mejores indicaciones de si realmente tenemos suficiente de un nutriente en particular cuando y donde el cuerpo realmente lo necesita.
6. Microbiota: Los bacterias, virus y hongos beneficiosos que habitan nuestro sistema digestivo producen varios nutrientes esenciales, especialmente vitaminas del complejo B (incluidos el folato y la biotina) y la vitamina K, en cantidades fisiológicamente relevantes para mantener el estado nutricional. Un microbioma desequilibrado (disbiótico) puede alterar la absorción de nutrientes, como en el caso del hierro y el zinc. Análisis completos de heces, junto con la evaluación de ácidos orgánicos urinarios, nos ayudan a evaluar la salud a través de la microbiota. En ISIM realizamos Test de Microbiota y su interpretación.
7. Estilo de vida: La actividad física intensa y la exposición al calor, que inducen la sudoración, pueden aumentar la necesidad de electrolitos como sodio, potasio, magnesio, calcio y cloruro. Sin embargo, no todos necesitan electrolitos adicionales. El estrés crónico puede aumentar la necesidad de vitaminas del complejo B, vitamina D, vitamina C, magnesio y zinc para mantener niveles saludables. Estas y otras variables del estilo de vida influyen en nuestra necesidad de diferentes nutrientes.
8. Exposiciones ambientales: Vivimos en un mundo donde nuestros cuerpos se ven constantemente expuestos a sustancias potencialmente tóxicas. Si bien tenemos cierta capacidad para desintoxicarnos y eliminar sustancias nocivas, esta capacidad varía considerablemente de una persona a otra. Y esas exposiciones y tolerancias alteran las necesidades nutricionales. Algunos nutrientes ayudan a eliminar toxinas, pero se «gastan» en el proceso; este es el caso, por ejemplo, del selenio, en su desintoxicación del mercurio y las toxinas fúngicas. Contrarrestar la exposición al plomo es otro ejemplo donde una ingesta de calcio más constante y suficiente es importante para inhibir su absorción.
9. Enfermedad: Las deficiencias nutricionales no solo influyen significativamente en la aparición de enfermedades, sino que tanto las enfermedades agudas como las crónicas alteran la absorción y utilización de nutrientes, modificando las necesidades de consumo. Las infecciones agudas, por ejemplo, aumentan la utilización de vitamina C y glutamina. Las enfermedades crónicas suelen afectar la digestión, la absorción y la captación celular de nutrientes. Enfermedades del tracto digestivo, como la gastritis atrófica y la enfermedad de Crohn, inhiben la descomposición y la absorción de una amplia gama de nutrientes. El hipotiroidismo y el consumo excesivo de alcohol reducen la digestión y la absorción de nutrientes, y también alteran su metabolismo.
10. Medicamentos: La ciencia de las interacciones fármaco-nutriente está bastante bien estudiada en la actualidad, aunque no se utiliza tan ampliamente como debería en la medicina convencional. Muchos fármacos pueden, con el uso prolongado, agotar ciertos nutrientes. Se sabe que la metformina, comúnmente utilizada para la diabetes tipo II, agota la vitamina B12. Los diuréticos reducen la vitamina B1, el magnesio, el potasio y el zinc. Los corticosteroides reducen el calcio y el potasio. Las estatinas reducen la CoQ10. Una buena medicina de prevención requiere el seguimiento de los niveles de nutrientes a nivel plasmático o a nivel celular, según sea el caso.
Los profesionales de la salud funcional consideramos todas estas áreas con nuestros pacientes.
Comprender el panorama general de factores que influyen en el estado nutricional implica que las recomendaciones variarán, a menudo considerablemente, de un paciente a otro. Los alimentos son la fuente ideal para la reposición y optimización de nutrientes; sin embargo, los suplementos específicos son útiles cuando las necesidades nutricionales no pueden cubrirse únicamente con alimentos.
Si le interesa trabajar con uno de nuestros profesionales para optimizar su estado nutricional y alcanzar tus objetivos de salud, contáctanos. En ISIM estaremos encantados de atenderte.
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